JESÚS ES EL ÚNICO MAESTRO Y EL ESPÍRITU ES EL ÚNICO GUÍA
Ningún hombre por más título que tenga, puede ser guía espiritual porque no es Espíritu, - un hombre no puede instalarse en el corazón de otro hombre para guiarlo durante todo el tiempo de su vida terrenal.
Ningún hombre puede constituirse en maestro de las cosas del Reino de Dios, porque ningún hombre fue al Cielo y volvió para contarnos, pero, Jesús vino del Cielo y es el único que puede contarnos lo que es el Cielo, Jesús volvió al Cielo, pero nos dejó su Espíritu, y por medio del Espíritu nos enseña y nos guía por el camino correcto. el como, cuando, y donde.
Juan 21: 1 - 14
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1 Después de esto, se manifestó Jesús otra vez a los discípulos a orillas del mar de Tiberíades. Se manifestó de esta manera.
2 Estaban juntos Simón Pedro, Tomás, llamado el Mellizo, Natanael, el de Caná de Galilea, los de Zebedeo y otros dos de sus discípulos.
3 Simón Pedro les dice: «Voy a pescar.» Le contestan ellos: «También nosotros vamos contigo.» Fueron y subieron a la barca, pero aquella noche no pescaron nada.
No pescaron nada porque ellos no sabían que y como, donde y cuando arrojar la red para atrapar a los peces grandes ( hombres que son tierra fértil )
4 Cuando ya amaneció, estaba Jesús en la orilla; pero los discípulos no sabían que era Jesús.
No lo sabían porque nosotros los hombres, olvidamos o no recordamos muchas de las enseñanzas que recibimos, ya sea por la falta de práctica o porque tenemos en mente cosas que nos atrae y nos distrae de aquellas cosas que tienen mayor importancia, "busquen primeramente las cosas del Reino de Dios y lo demás vendrán por añadidura".
Vivimos preocupados porque cada día que pasa se van incrementando los problemas, por consiguiente vemos un futuro sombrío que nos desanima, nos preocupa el futuro de nuestros hijos y no sabemos como resolver, sin embargo, tenemos la promesa de Jesús, " busquen primeramente las cosas del Reino de Dios y lo demás vendrán por añadidura, es decir, la solución a esos problemas que tanto nos preocupa, por supuesto, no es fácil, por esta razón es conveniente practicar lo que nos pide Jesús, podremos equivocarnos, pero cada equivocación será un peldaño más que vamos subiendo.
5 Díceles Jesús: «Muchachos, ¿no tenéis pescado?» Le contestaron: «No.»
6 El les dijo: «Echad la red a la derecha de la barca y encontraréis.» La echaron, pues, y ya no podían arrastrarla por la abundancia de peces.
Este es un ejemplo de lo que sucede, fueron a pescar a practicar, pero no tuvieron éxito, pero ya Jesús estaba con ellos para colaborar y decirles como, cuando y donde arrojar la red. si solamente oramos y nos sentamos cómodamente en un sillón a esperar que Dios nos instruya, no recibiremos nada - porque, - no se puede guiar a nadie si está quieto, - debemos poner siempre nuestras esperanzas en recibir la ayuda de Dios, cuando llevamos a la practica una acción que deberíamos hacer.
Abraham, salió de su pueblo con toda su familia sin saber adonde iba, pero tenía la esperanza, la fe, que sería guiado por Dios hasta llegar al destino al que debía ir.
7 El discípulo a quien Jesús amaba dice entonces a Pedro: «Es el Señor», se puso el vestido - pues estaba desnudo - y se lanzó al mar.
Este versículo tiene algo raro, ¿ quien se viste para luego tirarse al mar ? - para tirarnos al mar deberíamos desvestirnos, - pero, no se trata de una tela que cubre el cuerpo, sino vestirnos con el Espíritu de Jesús para poder afrontar los vientos en contra y los grandes oleaje que se habrá de enfrentar
8 Los demás discípulos vinieron en la barca, arrastrando la red con los peces; pues no distaban mucho de tierra, sino unos doscientos codos.
Es decir que, los peces estaban ahí nomas, pero a veces nuestra vista es tan corta , no vemos o no queremos ver lo que Dios quiere que veamos.
9 Nada más saltar a tierra, ven preparadas unas brasas y un pez sobre ellas y pan.
De esta forma se cumple también lo que dice Jesús en otra parte de su Evangelio, a quien más tiene más se le dará, esto equivale a decir que, al más generoso más se le dará por su generosidad, y al que es mezquino, lo poco que tenga se le quitará. Jesús recibe a sus obreros con el alimento listo, preparado, más conocimiento que repartir con generosidad.
10 Díceles Jesús: «Traed algunos de los peces que acabáis de pescar.»
11 Subió Simón Pedro y sacó la red a tierra, llena de peces grandes: ciento cincuenta y tres. Y, aun siendo tantos, no se rompió la red.
El Amor de Dios es como una red, cuando nos atrapa, no queremos escaparnos porque hemos encontrado la vida eterna y en abundancia. una red así, es irrompible.
12 Jesús les dice: «Venid y comed.» Ninguno de los discípulos se atrevía a preguntarle: «¿Quién eres tú?», sabiendo que era el Señor.
13 Viene entonces Jesús, toma el pan y se lo da; y de igual modo el pez.
14 Esta fue ya la tercera vez que Jesús se manifestó a los discípulos después de resucitar de entre los muertos.
Tercera vez, y si hiciera falta una cuarta vez, también se manifestaría de nuevo.
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