DIOS EN EL PASADO COMO EN EL PRESENTE
La siguiente historia es un relato de la omnipotencia de Dios y su fidelidad a sus promesas, es un ejemplo a tomar en cuenta en todo sentido, los judíos habían terminado la travesía por el desierto y tomado posesión de la tierra prometida,
En este siglo 21, y con una inteligencia más desarrollada que en aquellas épocas, nos hemos vuelto más soberbios que nunca, actuamos como si no precisáramos de Dios, nos creemos autosuficiente, estas cosas suceden en todos los ambitos y en todas partes del mundo.
Somos más incrédulos que los antiguos, sin embargo hoy como nunca debemos mirar el pasado para ver las cosas que hizo Dios, en cuanto a su amor, a su omnipotencia y sabiduría, y también su inflexibilidad con la idolatría para no tener una idea equivocada de su persona, - toda idolatría es obra de hombres, - inventaban un dios, y le daban forma ya sea de piedras, oro u otros materiales, tenían también sus sacerdotes, y eran ellos los que ideaban los preceptos para los pueblos, Hoy, en este siglo 21, también nos guiamos por preceptos de hombres y por esta razón las crisis nos superan, nos escandalizan y no sabemos que camino tomar.
Moisés no entro a la tierra prometida, el frente del pueblo judío entro Josúe, y en Siquem llamo a los ancianos, jefes y jueces de Israel y les hablo así, palabras que son válidas también para nosotros los de este siglo.
Josué 24
1 Josué reunió a todas las tribus de Israel en Siquem, llamó a los ancianos de Israel, a sus jefes, jueces y escribas que se situaron en presencia de Dios.2 Josué dijo a todo el pueblo: "Esto dice Yahveh el Dios de Israel: Al otro lado del Río habitaban antaño vuestros padres, Téraj, padre de Abraham y de Najor, y servían a otros dioses.3 Yo tomé a vuestro padre Abraham del otro lado del Río y le hice recorrer toda la tierra de Canaán, multipliqué su descendencia y le di por hijo a Isaac.4 A Isaac le di por hijos a Jacob y Esaú. A Esaú le di en propiedad la montaña de Seír. Jacob y sus hijos bajaron a Egipto.5 Envié después a Moisés y Aarón y herí a Egipto con los prodigios que obré en medio de él. Luego os saqué de allí.6 Saqué a vuestros padres de Egipto y llegasteis al mar; los egipcios persiguieron a vuestros padres con los carros y sus guerreros hasta el mar de Suf.7 Clamaron entonces a Yahveh, el cual tendió unas densas nieblas entre vosotros y los egipcios, e hizo volver sobre ellos el mar, que los cubrió. Visteis con vuestros propios ojos lo que hice con Egipto; luego habitasteis largo tiempo en el desierto.8 Os introduje después en la tierra de los amorreos, que habitaban al otro lado del Jordán; ellos os declararon la guerra y yo los entregué en vuestras manos; y así pudisteis poseer su tierra, porque yo los exterminé delante de vosotros.9 Después se levantó Balaq, hijo de Sippor, rey de Moab, para pelear contra Israel, y mandó llamar a Balaam, hijo de Beor, para que os maldijera.10 Pero no quise escuchar a Balaam, y hasta tuvo que bendeciros; así os salvé yo de su mano.11 "Pasasteis el Jordán y llegasteis a Jericó; pero las gentes de Jericó os hicieron la guerra, igual que los amorreos, los perizitas, los cananeos, los hititas, los guirgasitas, los jivitas y los jebuseos, pero yo los entregué en vuestras manos.12 Mandé delante de vosotros avispas que expulsaron, antes que llegarais, a los dos reyes de los amorreos; no fue con tu espada ni con tu arco.13 Os he dado una tierra que no os ha costado fatiga, unas ciudades que no habéis construido y en las que sin embargo habitáis, viñas y olivares que no habéis plantado y de las que os alimentáis.
Todas estas cosas las hizo Dios en el pasado y fueron escritas para recordar y conocer a Dios, saber que Dios no habla en vano ni pasa por alto nada de lo que hacemos, saber también que Dios es el mismo de ayer, hoy y siempre.
La fidelidad a Dios debe ser nuestro baluarte, pues los prodigios que hizo con los Israelitas, también lo hará con todos los seremos humanos sin distinción y sin discriminación, ningún creyente puede alegar ignorancia de su palabra, de sus enseñanzas, de sus proezas, Dios protege y enseña a los humildes, - a los ricos y soberbios de corazón, los despide vacíos.
Salmo 135 (134)
(1) ¡Aleluya!1 Alabad el nombre de Yahveh, alabad, servidores de Yahveh,2 que servís en la Casa de Yahveh, en los atrios de la Casa del Dios nuestro.3 Alabad a Yahveh, porque es bueno Yahveh, salmodiad a su nombre, que es amable.4 Pues Yahveh se ha elegido a Jacob, a Israel, como su propiedad.5 Bien sé yo que es grande Yahveh, nuestro Señor más que todos los dioses.6 Todo cuanto agrada a Yahveh, lo hace en el cielo y en la tierra, en los mares y en todos los abismos.7 Levantando las nubes desde el extremo de la tierra, para la lluvia hace él los relámpagos, saca de sus depósitos el viento.8 El hirió a los primogénitos de Egipto, desde el hombre al ganado;9 mandó señales y prodigios en medio de ti, Egipto, contra Faraón y todos sus siervos.10 Hirió a naciones en gran número, dio muerte a reyes poderosos,11 a Sijón, rey de los amorreos, a Og, rey de Basán, y a todos los reinos de Canaán;
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