lunes, mayo 12, 2008

LA FE VE Y OYE NO NECESITA PRUEBA


Dice el refrán, no hay peor sordo que, el que no quiere oír, ni peor ciego que, el que no quiere ver.
Por todos los lugares que iba Jesús, hacía muchos milagros, y enseñaba gratuitamente cosas sorprendente, pero los fariseos antiguos y los de ahora no quieren ver ni oír, piensan que lo que Jesús hizo hace dos mil años, hoy es solo un recuerdo, sin embargo sigue haciendo tantos o más milagros que antes, grandes y pequeños milagros, y nos enseña hasta cuando dormimos, pero el Señor no hace ostentación sino que espera que con nuestra inteligencia podamos reconocer estos hechos para que crezca nuestra fe.

Algunos lo reconocen y dan gracias a Dios, la mayoría los atribuye a casualidades, las religiones no queriendo perder prestigio se atribuyen el derecho de reconocer si algún suceso portentoso, es o no un milagro de Dios, de este modo, estos ""señores"" sin nada de vergüenza, se convierten en la censura de Dios, como si Dios no pudiera hacer un milagro que no pueda ser reconocido por tal o cual religión, si el milagro no les conviene no lo reconocen con argumentos absurdos.

ESTO ES LO QUE DICE JESUS:




MARCOS 8

11 Entonces llegaron los fariseos, que comenzaron a discutir con él; y, para ponerlo a prueba, le pedían un signo del cielo.

Es decir un milagro

12 Jesús, suspirando profundamente, dijo: "¿Por qué esta generación pide un signo? Les aseguro que no se le dará ningún signo".

13 Y dejándolos, volvió a embarcarse hacia la otra orilla.

Los milagros que Dios hace con ustedes, solo ustedes pueden testimoniar, si lo hacen, están alabando a Dios y a Jesús, y no dejen que nadie los impida .

SANTIAGO 1

3 sabiendo que la calidad probada de vuestra fe produce la paciencia en el sufrimiento;
4 pero la paciencia ha de ir acompañada de obras perfectas para que seáis perfectos e íntegros sin que dejéis nada que desear.
5 Si alguno de vosotros está a falta de sabiduría, que la pida a Dios, que da a todos generosamente y sin echarlo en cara, y se la dará.
6 Pero que la pida con fe, sin vacilar; porque el que vacila es semejante al oleaje del mar, movido por el viento y llevado de una a otra parte.
7 Que no piense recibir cosa alguna del Señor un hombre como éste,
8 un hombre irresoluto e inconstante en todos sus caminos.

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